22 noviembre 2011

Los cumpleaños de las lenguas

El Afrikaanse Taalmonument, monumento a la lengua afrikáans (derivada 
del neerlandés y hablada en Sudáfrica y Namibia), obra del arquitecto Jan van Wijk, 
erigido en 1975 en la montaña de Paarl (Provincia del Cabo, Sudáfrica).
(Fuente: The Portfolio Travel Blog - http://travelblog.portfoliocollection.com)

Quienes, como el transeúnte, no somos lingüistas, no acostumbramos reflexionar mucho sobre el origen de las lenguas; nos contentamos, si acaso, con unos cuantos datos retenidos de la escuela o de alguna lectura. 

Las lenguas que no se han perdido son “elementos vivos” y, como tales, están sometidas a evolución. Pueden tener orígenes míticos, históricos e incluso oficiales. El transeúnte leyó el pasado día 14 en la publicación digital Albania News que aquel día la lengua albanesa cumplía 103 años –fecha conmemorada con el nombre de “Jornada del alfabeto”–. Esa brevísima noticia ha avivado su curiosidad innata y lo ha conducido a una breve investigación, que intentará condensar. 

El primer documento conocido de la antigua 
lengua persa (que pertenece a la familia 
indoeuropea), en escritura cuneiforme, 
datado en el siglo V antes de nuestra era. 
Fue hallado en Persépolis y se conserva 
en la Universidad de Chicago. 
(Foto © University of Chicago)

Efectivamente, las lenguas clásicas (casi todas las cuales son ya “lenguas muertas”) tienen orígenes míticos, y aunque los especialistas se han esforzado en reconstruir su historia, ésta suele perderse en las nieblas de los tiempos. Se ha investigado bastante sobre las lenguas de la familia indoeuropea –mayoritarias en Europa–, también sobre las de la familia finoúgria (aunque todavía quedan muchas incógnitas por despejar), sobre las lenguas túrquicas (que parecen proceder de las estepas de Mongolia, como atestiguan las denominadas “inscripciones de Orjón”, del siglo VIII), pero cada idioma tiene su propia biografía, y cuando se penetra en los entresijos de ésta se descubren datos interesantes. 

Placa conmemorativa del Congreso de Manastir 
(noviembre de 1908), en el que se fijaron las normas 
de la lengua albanesa. Arriba, a la derecha, unos 
versos de Naim Frashëri (1846-1900), considerado 
el poeta nacional de Albania. 
(Fuente: Albania News)

Si los albaneses consideran que su lengua (la gjuha shqipe, hablada en Albania pero también en Kosovo y en algunas regiones de Macedonia, Montenegro, Serbia, Grecia y el sur de Italia, sobre la evolución de cuya escritura puede encontrarse un interesante documento aquí), acaba de cumplir 103 años, es porque se basan en la fijación oficial de ésta el 14 de noviembre de 1908 en el Congreso de Manastir (la actual Bitola, en Macedonia), donde se reunieron durante una semana algunas figuras prominentes de la cultura albanófona y crearon la Bashkimi (‘Unión’), una asociación que debía velar por la lengua albanesa unificada a partir de sus diferentes dialectos. El albanés, por consiguiente, tiene un cumpleaños oficial, pese a que se han mantenido vivas tres variedades: dos en los territorios albanófonos (el toskë y el gegë) y una en Italia, el arcaico arbërisht.* Sin embargo, el primer texto escrito en albanés que se conserva es un misal de Gjon Buzuku, en dialecto gegë, publicado en 1555 y conservado en la Biblioteca Apostólica Vaticana. 

Los coreanos del sur celebran cada 9 de octubre 
la fiesta del Hangul, con la que se conmemora 
la creación de su alfabeto por el rey Seyong 
el Grande en 1446. En Corea del Norte esa 
celebración tiene lugar el 15 de enero. 
(Foto © Andrew 鐘,2008)

Por lo general, el origen de cada lengua se determina históricamente, tomando como referencia el primer documento escrito que se conserva de ella. El del polaco, por ejemplo, es la Bula de Gniezno (1136); el del checo, la bula de fundación del Capítulo de Litoměřice (1057); el del húngaro, el Sermón funerario y oración (1192-1195); el del búlgaro, la traducción de las sagradas escrituras por los hermanos Cirilo y Metodio (creadores, además, del alfabeto llamado cirílico), en el siglo IX; el alemán estándar no se fijaría hasta bien entrado el siglo XIX (recuérdese que los Estados alemanes no se unificaron hasta 1871) aunque, por supuesto, hay numerosos documentos escritos en diversas variedades más o menos arcaicas de la lengua actual, algunas que datan del siglo VI; la formación de la lengua francesa moderna se inició en el siglo XV, si bien el primer documento escrito que se encuentra es el de los Juramentos de Estrasburgo (842). No hay razón para enumerar todos los idiomas, ya que el lector curioso podrá documentarse fácilmente sobre el origen de cada uno a través de los buscadores de internet. 

Los santos Cirilo y Metodio presentando su alfabeto (detalle de un icono de 1863 
conservado en el monasterio de Zograf, en el Monte Athos, Grecia). 
(Fuente: Archivo de Radio Bulgaria)

En la península Ibérica, los orígenes oficiales u oficiosos de cada lengua se basan en los documentos más antiguos. Es bien sabido que el castellano medieval fue estandarizado por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII, y el moderno lo estableció, de hecho, Antonio de Nebrija con su Gramática castellana –la primera gramática europea acreditada– publicada en 1492. Desde su fundación en 1713, para “fijar, limpiar y dar esplendor” a la lengua, como reza su lema, la Real Academia Española ha ido estableciendo las normas lingüísticas en función de la evolución del idioma (aunque, hay que decirlo, siempre con cierto retraso con respecto a esa evolución, y a menudo con criterios discutibles). En 1977, sin embargo, se pretendió que la población de San Millán de la Cogolla (La Rioja) fuera reconocida oficialmente como “cuna del castellano” para destacar la importancia de las llamadas Glosas Emilianenses, donde aparecen, en efecto, algunas anotaciones manuscritas en castellano –con elementos riojanos–, que podrían ser del siglo XI, pero también, y sobre todo, en vasco medieval y navarro-aragonés. 

Manuscrito del códice latino Aemilianensis 60, de finales del siglo X, 
con las famosas “glosas” (anotaciones) marginales añadidas en el monasterio 
de Suso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja). 
 (Fuente: mintube.com)

Las normas ortográficas del catalán fueron fijadas a partir de 1871, en el contexto de la Renaixença, por el filólogo Pompeu Fabra (1868-1948), a cuya labor hay que sumar la del romanista Joan Corominas (1905-1997), autor, entre otras obras monumentales, del Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana, en nueve volúmenes (1980-1991; fue autor también de un notable Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana y de un no menos importante Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico). La lengua catalana está sometida a la normativa del Institut d’Estudis Catalans, que cumple funciones semejantes a las de la Real Academia Española, aunque con más flexibilidad que ésta. El documento más antiguo escrito parcialmente en catalán son las Homilies d’Organyà, de finales del siglo XII o principios del XIII. Además, el catalán medieval y postmedieval fue, con el latín y algunas variedades del italiano, una de las lenguas más difundidas en la Europa mediterránea entre los siglos XIV y XVII. 

Una página de les Homilies d'Organyà, descubiertas 
en aquella localidad prepirenaica catalana en 1904.

El vasco, que fue conocido antiguamente como lingua navarrorum, es el conjunto de numerosos dialectos hablados en los valles del País Vasco y el norte de Navarra, tanto en la vertiente peninsular como en la francesa de los Pirineos. Se la considera una lengua aislada, sin relación con ninguna otra del mundo, y no forma parte, como la mayoría de las lenguas de Europa, de la familia indoeuropea (sólo pertenecen a otras familias, además del vasco, el húngaro, el finés, el estonio, el maltés y el turco). Se la ha querido emparentar, sin bases razonables, con el georgiano, el húngaro y el bereber, por ejemplo, pero tal vez sea más lógica su relación con las antiguas lenguas ibéricas (pues el vasco se hablaba en toda el área pirenaica y ha dejado multitud de topónimos como, por ejemplo, Andorra). De que es una lengua muy antigua dan fe algunos epitafios del siglo II hallados en la región francesa de Aquitania. Más recientes son las anotaciones en el Fuero General de Navarra (1237) y en las mencionadas Glosas Emilianenses. El proceso de unificación de la lengua se inició en 1918 con la creación de la Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia), y concluyó con el establecimiento del muy debatido euskara batua (‘vasco unificado’), cuya propuesta definitiva es de 1968 y se usa actualmente como lengua cooficial en la comunidad autónoma vasca. 

Sala de reuniones de la Euskaltzaindia (Real 
Academia de la Lengua Vasca), en Bilbao.
(Fuente: Bilbao: desde dentro)

El gallego es un residuo del antiguo galaicoportugués medieval y podría considerarse una variedad de la lengua portuguesa, aunque tenga entidad propia y sea cooficial en Galicia, aceptado en una parte de la provincia de León y no tan bien admitido como tal en zonas fronterizas de Asturias (otras variedades del antiguo galaicoportugués se hablan también en algunos municipios de Extremadura). Su recuperación como lengua autóctona de los gallegos tuvo lugar durante el denominado Rexurdimento, en el siglo XIX, cuando empezaron a utilizarlo algunos escritores que le dieron carácter de lengua literaria. La Real Academia Galega, fundada en 1906, es la institución que vela por su protección y difusión. Últimamente se debate entre autonomistas, reintegracionistas y lusistas sobre la normalización del gallego.

La poeta romántica Rosalía de Castro (1837-1885) fue 
una figura preeminente del Rexurdimento gallego.
 
Aunque ciertas lenguas tengan cumpleaños “oficial”, la mayoría de ellas remontan su conmemoración a los orígenes basándose, como se ha visto, en documentos antiguos, que podrían ser sustituidos si se producen nuevos descubrimientos. Algunos países o comunidades lingüísticas han establecido días dedicados a su lengua. El Consejo de Europa instituyó el 26 de septiembre como “Día Europeo de las Lenguas”; el 23 de abril (fecha del fallecimiento Cervantes) ha sido establecido como “Día Mundial del Idioma Español”; el 20 de marzo el mundo francófono celebra el “Día de la Lengua Francesa”; el 10 de junio (aniversario de la muerte de Luís de Camões) se celebra en el mundo lusófono el “Día de la Lengua Portuguesa”; el 24 de mayo se conmemora el día de las lenguas y culturas eslavas; el 14 de marzo (fecha del nacimiento del primer poeta nacional, Kristian Jaak Peterson) se celebra en Estonia el Emakeelepäev (‘día del idioma materno’); en Islandia, el día dedicado a la lengua nacional es el 16 de noviembre; en Albania, ya hemos visto que esa celebración recae en el 14 de noviembre. Son muchas las lenguas, pues, que celebran su cumpleaños. 

Monumento al monje Mesrob Mashtots, creador del alfabeto armenio en 
los primeros años del siglo V de nuestra era, en el Matenadaran (Instituto 
Mashtots de investigaciones sobre los manuscritos antiguos) de Ereván. 
Los armenios conmemoran el Día de la Lengua el 21 de febrero de cada año. 
(Foto © Hrag Vartanian)


* Las comunidades albanesas de Sicilia y otras regiones del sur de Italia se establecieron allí entre los siglos XV y XVIII, después de que las tierras albanófonas de los Balcanes fueran invadidas por los turcos otomanos tras la muerte (1468) de su héroe nacional y casi legendario defensor, Jorge Castriota Scanderbeg. 


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