28 mayo 2010

Post scriptum. Más sobre el uso y la difusión de las nuevas tecnologías


El transeúnte publicaba recientemente en esta bitácora un breve artículo marginal sobre las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para la divulgación de la cultura, desde la música hasta los textos escritos, pasando por las artes plásticas y visuales.

Ahora le sale al paso una noticia que divulgó hace unos meses Europa Press, la cual pone en evidencia el retraso con el que España y otros países del sur de Europa se están incorporando al mainstream de estas tecnologías, que solamente representan la punta del iceberg de una revolución extraordinaria no sólo para la cultura, sino también para la ciencia y la tecnología.


He aquí el artículo al que el transeúnte se refiere:


España está por debajo de la media europea
en alfabetización digital y mediática, según la UAB


El nivel de alfabetización digital y mediática de los españoles está por debajo de la media europea, situándose en el puesto 14, según el estudio “Asessment Criteria for Media Literacy Levels” –Criterios de Evaluación de los Niveles en Alfabetización–, dirigido por el catedrático José Manuel Pérez de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).


Así, los españoles se mueven con dificultad en el universo de las tecnologías de la comunicación y no encuentran un contexto adecuado –ni en el campo educativo ni en los medios de comunicación– que favorezca su sentido crítico y su participación en la actividad política.

El nivel de alfabetización mediática mide la capacidad de los ciudadanos para utilizar las tecnologías y medios de comunicación e información, así como su capacidad crítica ante los contenidos mediáticos. Este indicador presta especial atención al sentido crítico ante los mensajes persuasivos de la publicidad y de la información comercial.


Entre 27 países analizados, España se encuentra a mucha distancia de los más avanzados como Finlandia, Dinamarca, Holanda, Reino Unido, Francia, Suecia, Luxemburgo, Austria, Irlanda, Bélgica, Estonia y Alemania. Por su parte, España apenas aventaja a buena parte los ex países del Este, Grecia y Portugal.


Los bajos niveles de alfabetización mediática son una barrera importante para el desarrollo económico y cultural y revelan un bajo nivel de autonomía personal en el contexto de la nueva sociedad del conocimiento. En cambio, el desarrollo de la alfabetización mediática favorece la innovación económica y social y asegura una buena integración del país en el contexto de la globalización.


Para elevar el nivel de alfabetización, el estudio propone desarrollar más y mejores esfuerzos en el campo de la política educativa y en la innovación curricular, así como en el esfuerzo dedicado por la industria mediática, los servicios públicos audiovisuales y las familias.


El estudio ha sido desarrollado por la UAB junto a la European Association Viewers Interest (EAVI), la Universidad de Tampere, de Finlandia Tampere (UTA), el Ministerio de Educación Nacional de Francia (CLEMI) y la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica (UCL).


Fotografía © Getty Images.

25 mayo 2010

((SIN COMENTARIOS))

© EL ROTO. El País, Madrid, 25 de mayo de 2010.

20 mayo 2010

[Marginalia]: De la música casera al éxito


El fenómeno de la música compuesta y grabada usando medios caseros comenzó a popularizarse hace muy pocos años, y se multiplican los compositores e intérpretes que lo hacen todo solos, al margen de los sellos comerciales y utilizando internet (sobre todo las redes sociales y YouTube) para difundir su música.

Un caso paradigmático de este tipo de autores-intérpretes (lo que antes llamábamos, salvando ciertas distancias estilísticas y de intención, “cantautores”) es el joven neerlandés Thijs Kuijken, nacido en Utrecht y conocido por el nombre artístico de I am Oak, que en menos de dos años ha pasado de ser conocido sólo en su casa y alrededores a participar en festivales y grabar un disco, On claws (¡en formatos CD y vinilo!), con arreglos e instrumentación propios de una banda de folk; lo ha puesto a la venta un pequeño sello discográfico de su ciudad natal: Snowstar Records. Antes, I am Oak había difundido, entre otros, un disco casero titulado Ols Songd (escrito así, no es un error) que se puede obtener aquí por tan sólo 5 €, el cual tuvo un éxito inesperado.


Mezclando diversos estilos (música intimista, folk de reminiscencias norteamericanas, hip-hop…), I am Oak se ha convertido en poco tiempo en una figura del indiefolk neerlandés. Las nuevas tecnologías, por tanto, no revolucionan únicamente el mundo del libro (con los e-books), sino también el de la música, el del cine, el de la fotografía y otras manifestaciones artísticas.

Quien desee más información sobre este músico, aquí encontrará su completísima página en myspace, desde la cual podrá escuchar algunas de sus composiciones y verlo en unos cuantos vídeos.

Traducción del catalán: Carlos Vitale.

16 mayo 2010

Flashes: “Los músicos de Bremen” en Riga

El monumento a los Músicos de Bremen (Brēmenes muzikanti),
de la escultora Krista Baumgaertel, detrás de la iglesia
de San Pedro, en Riga. (© Albert Lázaro-Tinaut)

Los músicos de Bremen (Die Bremer Stadtmusikanten) es un célebre cuento tradicional alemán, concretamente de la Baja Sajonia, recogido por los hermanos Karl y Wilhelm Grimm en la segunda edición de sus Kinder- und Hausmärchen (‘Cuentos para la infancia y el hogar’, 1819). En los países de lengua alemana, y después en todo el mundo, esta historia de animales tuvo mucho éxito (aquí podéis leer una versión en castellano), y muchísimos ilustradores han representado a sus protagonistas (un asno, un perro, un gato y un gallo) en numerosos libros y revistas infantiles.

Curiosamente, en la capital de Letonia, Riga, encontramos un monumento –denominado, en letón, Brēmenes muzikanti–, que representa la manera como se muestran tradicionalmente estos cuatro animales. La explicación de la presencia de este monumento es sencilla: Riga fue fundada en 1201 por un alto eclesiástico procedente de Bremen, Albrecht (Alberto) von Buxthoeven (Bexhövede, Baja Sajonia, 1165 - Riga, 1229), que fue el primer obispo de Livonia y que al año siguiente fundó también la orden militar de los Fratres militiae Christi, más conocidos como Hermanos de la Espada o Caballeros Portaespadas, los cuales fueron decisivos en las denominadas Cruzadas del Norte para la cristianización de los pueblos paganos del Báltico oriental.

El monumento que encontramos en el núcleo medieval de Riga (Vecrīga), junto al ábside de la iglesia de San Pedro, obra de la escultora Krista Baumgaertel, fue un regalo que la ciudad de Bremen hizo, en 1990, a la comunidad wesfaliana que hermana la capital letona con la ciudad alemana de Ense (Westfalia del Norte).


El monumento dedicado a Die Bremer
Stadtmusikanten, situado junto
al Ayuntamiento de la ciudad alemana
de Bremen e inaugurado en el año 1953.
Es obra del escultor Gerhard Marcks.
(© Magnus Manske, 2004)


Esta historia tradicional ha dado lugar a muchas interpretaciones artísticas, no únicamente obras de ilustradores de cuentos, como el transeúnte ha explicado, sino también de escultores (ésta de Riga es un ejemplo de ello, y lo es también la escultura del alemán Gerhard Marcks, que se inauguró en la ciudad de Bremen en 1953) y de dibujantes de cómics, músicos, autores teatrales (en 1977, el polifacético cantante y escritor brasileño Chico Buarque se inspiró en ella para escribir y musicalizar Os santimbancos; también se han hecho adaptaciones trasladadas a nuestro tiempo, como por ejemplo una ambientada en los Balcanes en guerra, presentada en el Theater Laboratorium de Oldemburgo).


Los cuatro animales protagonistas
del cuento Los músicos de Bremen,
según una ilustración de Roser
Capdevila para un capítulo
de la serie de televisión Las tres
mellizas
(carátula de un DVD
de Cromosoma, 2005).



Pero los animales de los Músicos de Bremen han sido especialmente protagonistas de películas de animación y series televisivas: en 1994, por ejemplo, uno de los capítulos de la serie Las tres mellizas, realizada por la ilustradora Roser Capdevila y producida por Cromosoma para la Televisió de Catalunya, recogía este cuento. ¡En Japón, la historia hasta se ha incluido en una serie de estilo anime!


Traducción del catalán: Carlos Vitale

01 mayo 2010

Los contrabandistas de la lituanidad

Monumento a la memoria de Martynas Jankus (1858-1946),
uno de los principales activistas del nacionalismo lituano
durante la segunda mitad del siglo XIX.
Contribuyó a la fundación del primer diario
en lengua lituana, Aušra (‘La Aurora’), que se publicó
desde 1883 hasta 1904, impreso en la Prusia oriental;
era una de las publicaciones que los knygnešiai (portadores de libros)
introducían clandestinamente en Lituania.
(Foto © Mosklo Lietuva)

La cultura lituana difundida en la lengua nacional pasó por situaciones bastante azarosas hasta la proclamación de la república independiente de Lituania, en 1918, y estuvo largamente sometida a otras culturas dominantes. El lituano (lietuvių), que se considera el más arcaico de los idiomas indoeuropeos (“un dinosaurio lingüístico que permanece vivo y coleando”, como lo denomina el lingüista y baltista Pietro U. Dini), quedó relegado durante muchos siglos al mundo rural y a las clases bajas: hasta casi la segunda década del siglo XX, en Lituania las lenguas oficiales y de la administración fueron, sucesivamente, el latín, el polaco y el ruso.

Sólo algunos eclesiásticos utilizaron las diversas formas dialectales del lituano para acercar la fe cristiana al “pueblo llano”: recordemos que los lituanos no fueron cristianizados hasta el siglo XIV. El primero que destacó en este sentido fue Martinus Masvidius (Martynas Mažvydas, en lituano, 1510-1563), considerado genéricamente el padre de la literatura lituana, que en 1547 publicó el primer libro en lengua autóctona no normalizada*: el Katekizmas (‘Catecismo’). Desde entonces proliferan los autores que escribieron en los diferentes dialectos lituanos. La fijación del lituano estándar o normativo sería obra de Jonas Jablonskis (1861-1930), que en 1901 publicó en Tilsit (Prusia oriental, Tylża en lituano y actualmente Sovietsk, en el oblast ruso de Kaliningrado) su Lietuviškos kalbos gramatika (‘Gramática de la lengua lituana’).


Portada del Katekizmas
de Martynas Mažvydas (1547).

El hecho de que Jablonskis no pudiera publicar su obra en Lituania se debió al hecho de que en el año 1864 –como consecuencia de la revuelta de los lituanos de 1863, provocada por el deseo de independencia de la intelectualidad local, animada por los progresos en el proceso de unificación de Italia– el zar Alejandro II de Rusia prohibió la publicación de libros y periódicos en lituano e impuso incluso el alfabeto cirílico en Lituania. Esta prohibición no se levantó hasta 1904.


Pero ese largo período de rusificación a ultranza, que los lituanos denominan spaudos draudimas (‘prohibición de imprimir’) sirvió para atizar el fuego del incipiente movimiento nacionalista lituano, que debió moverse necesariamente en la clandestinidad. Entre estos primeros patriotas estaba el obispo católico Motiejus Valančius (1801-1875), del cual partió la idea de hacer imprimir libros en lituano –y en caracteres latinos, evidentemente– en la Lithuania minor (Prusia oriental) y en Estados Unidos, donde ya se había establecido una importante colonia de exiliados y emigrantes lituanos.
De esta manera, se editaron 1856 títulos, además de numerosas publicaciones periódicas.





Un ejemplar del año 1884 de los Lietuviszkas
Auszros kalendorius
, unos almanaques católicos
de 48 páginas editados por Laurynas Ivinskis
desde 1868, de los que se imprimían unos
8000 ejemplares en Tilsit y eran introducidos
clandestinamente en Lituania, con muchas otras
publicaciones, por los portadores de libros.
(© Spaudos.It)



La introducción clandestina de estos libros fue posible gracias a la heroicidad de unos dos mil knygnešiai (portadores de libros), que se definieron como “contrabandistas de la lituanidad”, figuras clave del renacimiento nacional (que tuvo bastantes paralelismos, aunque las características y las condiciones eran diferentes, con la Renaixença catalana y los movimientos del “despertar nacional” de otras naciones europeas en la segunda mitad del siglo XIX). Según los datos disponibles, se imprimían e introducían cada año en Lituania entre treinta mil y cuarenta mil libros, un tercio de los cuales eran decomisados por los aduaneros rusos o confiscados en el interior del país. Durante este período sólo se imprimieron en la Lituania sometida al Imperio ruso cincuenta y cinco títulos, todos ellos utilizando el alfabeto cirílico.


Los knygnešiai sabían que se la jugaban; los más afortunados, si los atrapaban, sólo debían pagar cuantiosas multas; otros eran deportados a Siberia, y algunos “recalcitrantes” fueron incluso ajusticiados.



Grabado de autor desconocido (hacia 1989) que representa
al escritor y activista Vincas Kudirka (1858-1899),
fundador en 1889 del diario Varpas (‘La Campana’),
que se imprimía en la Prusia oriental y los knygnešiai introducían
de contrabando en Lituania. Dejó de publicarse en 1905.
En la parte inferior del grabado aparece el poema que Kudirka
publicó en las páginas de Varpas y que en 1919 se convirtió
en el himno nacional lituano (Tautiška Giesmė).

Los famosos samizdat de los tiempos soviéticos tuvieron, por tanto, un antecedente en la Lituania de la segunda mitad del siglo XIX. Sabemos bastante bien, por otra parte, cómo circulaban muchos libros en España, impresos clandestinamente o pasados de contrabando desde Andorra o Francia, durante la época franquista, y también antes, en las primeras décadas del siglo XIX y durante la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930). Y cómo llegaban, de extranjis, las ediciones latinoamericanas de autores prohibidos por el régimen dictatorial, y los publicados en París por la editorial Ruedo Ibérico, por ejemplo.


La cultura, entendida como expresión de unas minorías (o puesta al alcance de estas minorías), siempre ha parecido peligrosa a los ojos de los regímenes totalitarios. No olvidemos el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum, establecido por la Iglesia católica en el año 1559, el cual se mantuvo vigente hasta 1966, y otras censuras que, a menudo, y aún hoy, obligan a continuar haciendo contrabando de libros y otras publicaciones en numerosos países.


* De hecho, el Katekizmas de Mažvydas está escrito en dialecto bajo lituano con influencias léxicas del alto lituano.


Bibliografía consultada:

- Dini, Pietro U.: Le lingue baltiche. La Nuova Italia, Scandicci (Florencia), 1997.

- Senn, Alfred: “Storia della letteratura lituana”, en Giacomo Devoto (al cuidado de): Storia delle letterature baltiche. Nuova Accademia Editrice, Milán, 1963.

- Teiberis, Leonas: La Lituanie. Traduit du russe et adapté par François de Labriolle. Éditions Karthala, París, 1995.


Traducción del catalán: Carlos Vitale.